En los últimos tiempos y aunque parezca fuera de lugar, ha vuelto a cobrar protagonismo en la actualidad política e informativa el Valle de los Caídos, monumento que llevaba ya bastantes años alejado de nuestra memoria colectiva y que muchos creíamos ya próximo al olvido como objeto de interés de la opinión pública, por lo que éste resulta un momento óptimo para recuperar "El valle de las sombras", novela publicada por Jerónimo Tristante en 2012 y que sitúa su acción casi completamente en este escenario que en otro momento de la historia de España contó con gran significado ideológico que recientemente parece estar recuperando.
Ha terminado la guerra civil y Franco se ha propuesto construir un gran mausoleo a los caídos en Cuelgamuros, cerca de El Escorial. Las obras no avanzan a la velocidad deseada, por lo que se decide emplear más mano obra procedente de las prisiones, saturadas en ese momento de los derrotados en la guerra. Entre los destinados a tan duro trabajo se encuentra Juan Antonio Tornell, teniente del ejercito republicano y antiguo policía de éxito en Barcelona durante la República. Gracias a la recomendación del cantero Berruezo, antiguo soldado a sus ordenes en la batalla de Teruel que es ahora uno de los hombres de confianza de Licerán, capataz en la magna obra, Tornell es enviado en la obra. Las condiciones de vida en el lugar, a pesar del duro trabajo asignado, son mejores que en las propias cárceles del régimen que el expolicía ha conocido; allí se mezclan los presos con obreros libres, la seguridad es bastante relajada y el rancho resulta aceptable, a lo que se suma la promesa de una jornada de reducción de pena por día trabajado.
Al enclave en construcción llega el capitán Roberto Alemán, héroe de guerra y acérrimo enemigo de los rojos, con fama de desequilibrado y al que han asignado la misión de descubrir el origen de unas supuestas desviaciones de recursos en el entorno de las obras. Pero otro asunto desviará la atención del investigador cuando un preso aparezca muerto y, con la colaboración del antiguo agente de policía, lleguen a la conclusión de que se ha tratado de un asesinato. Alemán y Tornell formarán una extraña pareja de dos individuos anteriormente enfrentados en lo que a sus ideologías y posturas en la guerra se refiere, pero que ahora se descubren mutuamente como hombres de honor y preocupados en que se haga justicia y se descubra la verdad sobre la muerte del joven preso.
La novela mantiene una postura bastante imparcial en el plano ideológico y refleja el desastre de la guerra como una desgraciada realidad, con su ola de muertes y masacres donde ninguno de los bandos sale bien parado, ni los vencedores ni los vencidos se libran de la barbarie. La guerra saca lo peor de muchos personajes, en muchos casos sirve de excusa para que los más salvajes criminales huyan o se escondan bajo una bandera y encuentren una excusa para matar. El autor nos plantea su teoría de que en España hubo tres guerras: las de los convencidos aferrados a su ideología y que mataban y morían en nombre de esta; la de los que optaron por un bando tras ver morir fusilados a familiares o amigos a manos de unos u otros y la de los que se vieron arrastrados a obedecer al ejercito en el que les tocó por quinta o por reclutamiento forzoso sin tener ideales políticos ni más interés que salir vivos de allí. Y son generalmente aquellos que sólo obedecieron órdenes o cumplieron en el bando en el que les tocó luchar los que ahora penan en las cárceles y sufren las peores consecuencias del conflicto. Y es que cuando acaba la guerra cada uno se adapta a la paz como puede. Algunos, como Tornell asumen la derrota, tratan de seguir con su vida y esperan tiempos mejores. La nueva España no es lugar fácil para los derrotados, pero también los vencedores, como es el caso de Alemán, son capaces de reconocer el valor de los perdedores y sorprenderse de las injusticias que se ejercen sobre aquellos por el nuevo régimen.
La novela nos presenta una historia con un fondo sorprendentemente positivo en medio de un entorno hostil, donde logra resaltar el mensaje positivo y un canto a la amistad y a lo mejor que hay casi siempre en el interior de cada hombre.
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