Como ya comprobé con su novela "Belgravia", Julian Fellowes es un magnifico observador de las clases altas inglesas y tiene un modo de contarlo que resulta divertido y profundo al mismo tiempo. Si en la anterior novela nos acercaba a los miembros de la nobleza londinense de la era victoriana, en esta ocasión "Snobs" no se aleja mucho de aquellos escenarios de la capital inglesa, si bien el escenario temporal es absolutamente contemporáneo, aunque esto sea en ocasiones difícil de creer cuando comprobemos lo anclados en el pasado que se encuentran los nobles británicos de hoy en día.
La protagonista de la novela, Edith Lavery, es una bella joven de clase media que ha logrado conquistar a Charles Broughton, heredero de los marqueses de Uckfield, lo que le permite un fulgurante ascenso social que trae aparejados una serie de privilegios y honores que se ponen inesperadamente a su disposición, cosa que tiene encantada a su madre cuya mayor aspiración en la vida ha sido siempre medrar en sociedad. Pero sus amigos los Easton no lo llevan tan bien: a pesar de ser prácticamente vecinos de finca en Sussex de los Broughton, no han conseguido ni siquiera ser presentados a sus selectos vecinos, por lo que no han visto posible acceder a su cerrado circulo de amistades. Ahora, con la cercanía de su amiga Edith a la cúpula de lo más selecto de la nobleza, atisban una posibilidad de ser admitidos en un mundo con el que siempre han soñado.
Contra lo que pueda parecer, todo esto no sucede en el siglo XVIII ni en el XIX. Estamos en los años 90 del siglo XX, pero descubrimos que existe un mundo que increíblemente no ha cambiado apenas nada en muchos aspectos desde hace siglos: la sucesión de títulos al primogénito varón y, en consecuencia, el acaparamiento de las riquezas y las fincas familiares en manos de una única persona, así como el carácter sucesorio de los cargos en la Cámara de los Lores, dan lugar a que siga existiendo la figura del rico heredero como objeto de deseo y objetivo a conquistar, no solo por cazafortunas oportunistas, sino por las mismas mujeres pertenecientes a la clase alta que ven en un matrimonio conveniente la única manera de conservar su posición y estatus social. Por increíble que parezca, este grupo social siguen entreteniéndose asistiendo a cacerías, fines de semana en grandes fincas y ocupando su tiempo participando en comités benéficos y figurando como las figuras preeminentes de la vida social y comunitaria de las poblaciones incluidas en sus posesiones.
La protagonista de la novela, Edith Lavery, es una bella joven de clase media que ha logrado conquistar a Charles Broughton, heredero de los marqueses de Uckfield, lo que le permite un fulgurante ascenso social que trae aparejados una serie de privilegios y honores que se ponen inesperadamente a su disposición, cosa que tiene encantada a su madre cuya mayor aspiración en la vida ha sido siempre medrar en sociedad. Pero sus amigos los Easton no lo llevan tan bien: a pesar de ser prácticamente vecinos de finca en Sussex de los Broughton, no han conseguido ni siquiera ser presentados a sus selectos vecinos, por lo que no han visto posible acceder a su cerrado circulo de amistades. Ahora, con la cercanía de su amiga Edith a la cúpula de lo más selecto de la nobleza, atisban una posibilidad de ser admitidos en un mundo con el que siempre han soñado.
Contra lo que pueda parecer, todo esto no sucede en el siglo XVIII ni en el XIX. Estamos en los años 90 del siglo XX, pero descubrimos que existe un mundo que increíblemente no ha cambiado apenas nada en muchos aspectos desde hace siglos: la sucesión de títulos al primogénito varón y, en consecuencia, el acaparamiento de las riquezas y las fincas familiares en manos de una única persona, así como el carácter sucesorio de los cargos en la Cámara de los Lores, dan lugar a que siga existiendo la figura del rico heredero como objeto de deseo y objetivo a conquistar, no solo por cazafortunas oportunistas, sino por las mismas mujeres pertenecientes a la clase alta que ven en un matrimonio conveniente la única manera de conservar su posición y estatus social. Por increíble que parezca, este grupo social siguen entreteniéndose asistiendo a cacerías, fines de semana en grandes fincas y ocupando su tiempo participando en comités benéficos y figurando como las figuras preeminentes de la vida social y comunitaria de las poblaciones incluidas en sus posesiones.
La novela nos muestra con cierta mirada divertida el cerrado mundo de las clases altas británicas que observan con desdén desde lo más alto de la pirámide social al resto de la población con la que no tienen el menor interés por mezclarse. Es cierto que los grandes apellidos van perdiendo su poder económico en gran medida, así como sus fincas y propiedades que van pasando a manos de financieros y empresarios, nuevos ricos que tratan de equipararse a las antiguas fortunas, a ser posible uniendo a su riqueza un matrimonio bien planificado con el que ambas partes, el apellido venido a menos y el enriquecido burgués, logran un beneficio mutuo que permite perpetuar los privilegios de la cada vez menos selecta minoría.
Pues sí que parecía una historia ambientada en otros siglos... Me tientas mucho con esta novela.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues es totalmente contemporánea, por increíble que parezca. Creo que ese es el elemento que hace la novela más apetecible incluso.
EliminarSaludos.
Yo la empecé a leer y no me gustaba, así que la dejé.
ResponderEliminarEso puede pasar en ocasiones; si no conectas con una lectura no vale la pena insistir.
EliminarSaludos.
Lo he leído, es un tipo de humor con el que me siento muy cómoda
ResponderEliminarBesos
Sí que es un humor amable pero con ese punto de acidez tan británico. Son único en reirse de ellos mismos antes de que otros lo hagan.
EliminarSaludos.