"La relación con mi madre no es buena y, a medida que nuestras vidas se van acumulando, a menudo tengo la sensación de que empeora (...) Últimamente estamos a malas. La manera que tiene mi madre de «lidiar» con los malos momentos es echarme en cara a gritos y en público la verdad. Cada vez que me ve, dice: «Me odias. Sé que me odias»."
Vivían Gornick nos ofrece en "Apegos feroces" una autobiografía donde desfila gran parte de su vida contada a través de la relación con su madre, una constante tensión entre el amor y el odio, una relación de madre e hija atípica pero que contiene los elementos habituales que suelen darse entre toda madre y toda hija: intenso amor y conflictividad, entrega y rechazo, historias compartidas y sueños individuales. Ambas viven en NY y pasean frecuentemente por sus calles evocando antiguas anécdotas familiares, desde la llegada procedentes de Rusia, los años del Bronx durante la Gran Depresión donde la madre compatibiliza la crianza con el activismo político, rodeadas de vecinas incultas y luchadoras, un mundo básicamente femenino, una comunidad de vecinas judías donde la solidaridad y la competencia tienen el mismo peso. El resultado será una educación sentimental insuficiente basada en el modelo de amor inmortal de la madre por su difunto esposo frente al empleo utilitarista que de los hombres hace su joven vecina, lo que convertirá a Vivian en una mujer a la que resultará difícil encontrar el amor, ni siquiera será capaz de reconocerlo cuando lo tenga ni sabrá conservarlo durante mucho tiempo, demasiado analítica, demasiado racional para ser romántica, demasiado pendiente de cumplir con lo que se espera de ella como esposa o amante.
A base de constantes discusiones, desacuerdos entre una madre fuerte e intensa, viuda trágica de gran carácter, judía y comunista y una chica que sueña con escribir, con alejarse de su madre, de superarla, van pasando los años y continúan los paseos por la ciudad, las conversaciones y las discusiones. La hija confía en que la formación universitaria, el convertirse en una intelectual, en una profesional independiente, le permitirá alejarse del poderoso influjo de su madre aunque acabará reconociendo que les une una fuerza superior, reconoce que su sitio estará siempre a su lado.
"Me dominaba, me hacía reaccionar contra mi voluntad. Anhelaba incesantemente alejarme de ella, pero no podía siquiera abandonar la habitación cuando ella estaba presente. Temía su regreso del trabajo, pero siempre estaba allí cuando ella volvía a casa. En su presencia, la ansiedad hinchaba mis pulmones (sufría opresión en el pecho y a veces sentía como si un aro de hierro me aprisionara la cabeza), pero me encerraba en el baño y lloraba a raudales por su culpa."
Debo reconocer que la novela está magistralmente escrita, con una profundidad en los sentimientos que te impiden quedar al margen de la relación tóxica de esta madre y esta hija, teniendo que reconocer la valentía al crear esta obra autobiográfica donde nada se ha dulcificado ni disimulado, donde se cuenta la realidad con crudeza y descarno. No es una lectura cómoda pero sí sincera y emocionante y eso siempre se agradece.
Pues sí, eso siempre se agradece. Y mucho. Tomo muy buena nota de este libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Qué más se puede pedir a un libro sino que te haga sentir emociones? Espero que la puedas disfrutar.
EliminarSaludos.