Confieso que esta es la primera novela que leo de Jojo Moyes, a pesar de lo renombradísimas que han sido sus novelas anteriores que resultarían casi de lectura obligada si atendemos a los millones de ejemplares que ha vendido por todo el mundo. Pero no ha sido hasta esta novela de "La chica que dejaste atrás" que me he sentido atraída por un argumento que, en principio me resultaba bastante atractivo, con esas dos historias de mujeres separadas por los años pero conectadas por un atractivo cuadro, además de situar parte de la acción en la ocupación de Francia durante la I Guerra Mundial, escenario que me resulta, a priori, altamente atractivo y que me terminó de decidir a estrenarme con tan notoria autora, decisión de la que no puedo más que congratularme y que supongo que me llevará a recuperar alguna de sus novelas anteriores, aunque sólo sea para no quedar como la única lectora de occidente que se las ha dejado sin leer. En cualquier caso, reconozco que la lectura de esta novela me ha descubierto una autora con una escritura fresca, que mantiene la atención del lector mediante un pulso narrativo constante, genial en su manera de describir escenarios y personajes y con un argumento muy atractivo, con una historia muy bien contada que te sumerge completamente en ella y te hace disfrutar a tope a todo lo largo de la novela .
Este argumento se inicia en 1916, cuando el ejército alemán ha ocupado el pequeño pueblo francés de St. Péronne durante la Primera Guerra Mundial. Sophie Lefèvre y su hermana Heléne regentan un pequeño hotel en el pueblo mientras que sus esposos se encuentran en el frente. Le Coq Rouge es un agradable lugar de encuentro para los vecinos hasta que los ocupantes deciden utilizarlo como base para que cenen allí a diario los mandos militares, dirigidos por un nuevo Kommadant, un hombre severo pero que no parece tan rígido y cruel como el anterior alemán a cargo del destacamento que controla el pueblo. La desconfianza de los vecinos hacia cualquier asomo de colaboracionismo con los ocupantes recae sobre Sophie que debe servir a los alemanes para evitar posibles represalias sobre ella o su familia mientras que confía en que su esposo, un talentoso pintor del que no tiene noticias desde hace mucho, regrese pronto a casa. Un retrato que éste le hizo en sus más felices días en París es lo único que conserva de aquellos buenos tiempos pasados, un cuadro que decora Le Coq Rouge y atrae la atención del Kommandant, hombre sensible al arte y a la belleza de Sophie.
Este argumento se inicia en 1916, cuando el ejército alemán ha ocupado el pequeño pueblo francés de St. Péronne durante la Primera Guerra Mundial. Sophie Lefèvre y su hermana Heléne regentan un pequeño hotel en el pueblo mientras que sus esposos se encuentran en el frente. Le Coq Rouge es un agradable lugar de encuentro para los vecinos hasta que los ocupantes deciden utilizarlo como base para que cenen allí a diario los mandos militares, dirigidos por un nuevo Kommadant, un hombre severo pero que no parece tan rígido y cruel como el anterior alemán a cargo del destacamento que controla el pueblo. La desconfianza de los vecinos hacia cualquier asomo de colaboracionismo con los ocupantes recae sobre Sophie que debe servir a los alemanes para evitar posibles represalias sobre ella o su familia mientras que confía en que su esposo, un talentoso pintor del que no tiene noticias desde hace mucho, regrese pronto a casa. Un retrato que éste le hizo en sus más felices días en París es lo único que conserva de aquellos buenos tiempos pasados, un cuadro que decora Le Coq Rouge y atrae la atención del Kommandant, hombre sensible al arte y a la belleza de Sophie.
Ese mismo cuadro nos lo encontramos casi cien años después presidiendo el dormitorio de Liv, una joven viuda que todavía no ha logrado superar la pérdida de su marido, un prometedor arquitecto que construyó para ellos una moderna y peculiar vivienda en Londres, un cubo de cristal y metal que reflejaba su maestría y su genio creativo y que ahora Liv apenas puede permitirse mantener, abrumada por los impuestos que debe abonar y la soledad en la que ha quedado sumida tras perder a su marido de manera repentina.
El cuadro de La chica que dejaste atrás supondrá una mágica conexión entre dos mujeres separadas por un siglo pero con muchas cosas en común, como la manera en que se enfrentan a la soledad y al dolor al perder a su marido, como se deben reponer y luchar por sí mismas. Para ambas mujeres ese cuadro tendrá mucho más valor que para los demás, es un símbolo de amor, de la vida que vivieron junto a sus respectivos maridos, independientemente de su valor económico e incluso artístico. Una bonita historia en la que se mezclan muy hábilmente lo romántico con lo histórico y en la que comprobamos que las cosas que de verdad importan no son materiales y que vale la pena luchar por lo que uno cree que es auténticamente valioso.
Yo leí esta hace un par de meses y me gustó, pero me gustaron aún aun mas las dos que leí anteriormente. En este caso, la trama de Liv no acabó de llenarme aunque sí me gustó mucho Sophie.
ResponderEliminarBesos.
Está claro que tengo que ponerme al día con sus novelas anteriores, a ver si me conquistan lo mismo que esta.
EliminarSaludos
Pues confieso que yo tampoco he leído todavía a esta autora, la verdad es que ninguno de sus libros anteriores me atraían demasiado. También porque suelo huir de los bestsellers (aunque de vez en cuando alguno cae si me atrae mucho)
ResponderEliminarMe ha gustado lo que nos cuentas sobre este argumento, puede que igual me anime
Besos
Pues esta te la puedo recomendar sin problema. Yo también tengo que quitarme los prejuicios contra best sellers de tipo romántico y descubrir sus novelas anteriores, al menos alguna de ellas para poder opinar con conocimiento de causa. Ya os contaré
EliminarSaludos.