viernes, 10 de abril de 2015

Mendel el de los libros

En esta brevísima novela, "Mendel el de los libros", que se lee en unas pocas horas, Stefan Zweig plasma con sutileza y acierto el espíritu cultural de la Europa central previa a las grandes guerras mundiales, cuando era posible que un hombre viviera por y para los libros, sin importar su nacionalidad, su origen o su pasaporte, arrinconado frente a una mesa en uno de los muchos cafés de Viena, sólo pendiente de sus lecturas y sus libros, en unos días en los que aún era indiferente que uno fuera ruso o austriaco, francés o inglés, cuando el lenguaje de los libros era común para toda Europa, cuando no había enemigos sino conciudadanos unidos en la gran nación de la cultura. Tal vez esto no es más que un ideal que nunca llegó a ser completamente cierto, pero sí que es el ideal en el que Zweig estaba convencido de vivir él mismo y así lo refleja a todo lo largo de su obra, en especial en su autobiografía "El mundo de ayer"

El protagonista de esta novelita es ese hombre para el que los libros lo son todo, con una prodigiosa memoria donde caben todos los títulos, las ediciones, los autores, un hombre que vive ajeno al mundo exterior, ajeno a la prensa, a la actualidad, a la política e incluso a la guerra. Mendel compra y vende libros pero, sobre todo, proporciona información sobre cualquier volumen publicado, sobre cualquier tema que se haya escrito, sobre cualquier autor por antiguo o desconocido que sea. Pero la guerra pasa sobre Mendel como pasó sobre Austria, sobre Europa y sobre la humanidad y ya nada volvió a ser lo mismo.
"Mendel ya no era Mendel, como el mundo no era ya el mundo"
Zweig demuestra su maestría en condensar en un breve relato todo un mundo en decadencia, en retratarnos con profundidad un personaje y su entorno, reincidiendo en su tema constante: el fin de la Europa que él conoció y que fue aplastada por las guerras mundiales. La historia de Mendel es también una denuncia del horror de la guerra, de la victoria del absurdo y la barbarie sobre el conocimiento y la cultura, del fin del humanismo y su sustitución por el mercantilismo, por la primacía del precio de las cosas por encimo de su valor. Mendel es la víctima del triunfo de la barbarie sobre la razón, ese es el gran tema que Zweig nos transmite de manera magistral en estas pocas páginas que valen más de lo que ocupan y que merece la pena dedicarles ese breve rato para recapacitar sobre todo aquello que el hombre ha sido capaz de crear y también de destruir.

10 comentarios:

  1. Es la única novela que he leído del autor y me encantó igual que los relatos de La mujer y el paisaje. Me has recordado que tengo que volver a leer a este gran autor. Muchos besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tanto en su versión de novelista como de biógrafo es un autor altamente recomendable, además de tener una extensa obra donde elegir. ¡ suerte con él!
      Saludos.

      Eliminar
  2. Lo acabo de leer hace unos días y ya se ha convertido en una de mis pequeñas joyas. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón: es una joyita de libro. Me alegro de que lo hayas disfrutado.
      Saludos.

      Eliminar
  3. TOdavía no lo he leído, pero tengo que hacerlo, tengo que hacerlo.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues ya puedes buscarle un huequito, que además es bastante breve y te lo lees en una tarde. ¡Ánimo y a por él!
      Saludos.

      Eliminar
  4. Lo lei el año pasado y me encantó. Está claro que "lo breve si bueno, 2 veces bueno".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que a veces lamentas que una novela tan buena sea también tan breve, porque desearías alargar el placer de su lectura, pero es lo que hay.
      Saludos.

      Eliminar
  5. A mi me sorprende de Zweig su estupenda capacidad para en tan pocas páginas profundizar tanto en los temas y en los personajes. Y en concreto en este libro ¿como no adorar a Mendel?
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son libros como estos los que convierten a un novelista en todo un maestro de su oficio. Un encanto de personaje, sin duda.
      Saludos.

      Eliminar