Y ese pasado queda aún más lejano cuando el escenario se altera tanto como el Bilbao que comienza el siglo asistiendo a un enorme proceso de industrialización que transforma radicalmente el paisaje urbano y a sus habitantes. Las nuevas fábricas, las grandes avenidas y los nuevos edificios de aires afrancesados, los núcleos de población inmigrante atraída por los míseros empleos que generan las minas y el sueño de un progreso prometido; todos esos cambios hacen que Alfredo se sienta extraño en su ciudad natal, a la que regresa al saber que Izarbe, la que fue su amor de juventud y acabó casada con su hermano Javier, ha sido asesinada.
El protagonista se mueve entre Bilbao y el París bohemio previo a la Guerra Mundial, donde frecuenta los ambientes artísticos de vanguardia y conocemos hechos históricos en ambos países que se van entretejiendo con la trama. Asistimos a la implantación de nuevas modas y costumbres burguesas, a enfrentamientos políticos y al surgimiento de los movimientos obreros, a la vida social centrada en las tertulias de los cafés donde se crean y se comunican ideas, creencias, tendencias políticas o se discute del nuevo deporte de moda, el football que gana en popularidad a la pelota vasca, igual que el café vence a la costumbre del chocolate, las faldas de las mujeres comienzan a mostrar los tobillos. Estas y otras imparables novedades van dando paso a una mundo en frenética evolución que se asoma a la modernidad y ve cambiar irremisiblemente el aspecto exterior y el fondo de la sociedad. Y en medio de todo ello se entremezclan personajes como Miguel de Unamuno, Picasso, Modigliani, Gayarre, Marie Curie y ¡hasta Mata Hari!!, todos ellos participando en mayor o menor medida en la trama de la novela.
La historia combina muy bien los géneros detectivesco, romántico e histórico sin pertenecer plenamente a ninguno de ellos. El tono de la novela está marcado por un tono bastante poético en las descripciones y en la forma en que plasma los sentimientos, como muestra la profunda melancolía que marca toda la novela y la forma en que nos acerca al amor imposible de los protagonistas sin hacerlo de forma dramática, sino sutil y sensiblemente. Y este amor que permanece en el tiempo es el que marca la vida del protagonista que huye de este sentimiento marchándose a París pero permanece en su mente y en su corazón a pesar de la distancia. Todo esto hace de esta novela una historia que merece ser leída, que transmite mucho sin dramatismos y nos acerca a un pasado y a una época de la Historia en la que muchas cosas cambiaron pero donde comprobamos que las historias de amor siempre permanecen a pesar de todo.