Nuevamente emprendo el comentario de una novela cuya acción transcurre en Barcelona, ciudad que compruebo que últimamente es un escenario recurrente en mis lecturas, por pura casualidad en realidad, no es que sea un elemento que yo persiga expresamente, pero es bien cierto que la historia y las peculiaridades de esta ciudad, así como sus obras monumentales y sus personajes destacados tienen mucha materia novelable y parecen dar mucho de sí, como lo demuestra el hecho de que la ciudad protagonice tantas obras de ficción en los últimos tiempos. En este caso la novela se titula "El sueño de la ciudad" y su autor Andrés Vidal. Se trata de una novela con transfondo histórico que transcurre en los primeros años del siglo XX, en una Barcelona que ve transformarse completamente su fisonomía, que rompe con sus antiguos límites y murallas y se expande en todas las direcciones, dando paso a nuevos barrios donde la burguesía comienza a construir impresionantes mansiones en el nuevo estilo de moda: el imaginativo Modernismo, y en cuyo centro vital destaca la magnífica construcción de la Sagrada Familia, el gran sueño del genial Antonio Gaudí, que se convierte en seguida en el símbolo que identifica a toda la ciudad.
En lo que se refiere a la trama propiamente dicha de la novela, esta se centra en dos personajes: por un lado Dimas Navarro, un joven trabajador, hijo de un empleado del tranvía, que sueña con alcanzar fortuna y reconocimiento que lo sitúe al nivel de la rica burguesía barcelonesa que vive una época de brillo sin par, gracias a la creciente actividad comercial y mercantil que genera enormes fortunas a la sombra de la I Guerra Mundial, de la que España ha quedado al margen. Estas grandes promesas de éxito futuro son las que guían a Dimas en su sueño de ascender social y económicamente. En principio su trabajo se limita a servir de hombre para todo de Ferrán Jufresa, primogénito de una familia de joyeros que trata de ampliar los negocios familiares, no siempre de manera totalmente limpia ni lícita.
La segunda protagonista es Laura Jufesa, hermana del citado Ferrán. La joven es la más artística de los cuatro hermanos Jufresa. Dedicada al diseño de joyas en el obrador de la empresa familiar, tras una temporada de aprendizaje en Roma, colabora además en el taller de esculturas de las obras de la Sagrada Familia, donde trabaja cerca del gran genio Gaudí. Los dos protagonistas, aparentemente muy distintos y necesariamente distanciados por las diferencias de clase y nivel económico que los separa, acabarán enamorándose, como suele ocurrir en tantas novelas, y tendrán que superar distintos obstáculos hasta ver triunfar su relación.
La historia romántica que centra la novela (¿qué le voy a hacer? yo soy así de poco sensible), no es lo que más me ha gustado del libro. En cualquier caso, esto no es extraño en mí, que tengo cierta animadversión hacia estas historias de amor imposible entre miembros de distintas clases sociales que parecen incapaces de salir adelante, pero que cualquier lector medianamente avispado adivina desde el momento en que nos presentan a los protagonistas, cada uno por su lado y tan distantes el uno de otro como es posible situarlos en un principio, adivinas enseguida, digo, que van a acabar culminando su historia de amor, a pesar de todo lo que se les ponga por delante.
Así que, dejando esa faceta anti-romántica mía un poco de lado, sí que incidiré en el aspecto de novela histórica y de cuadro costumbrista de esta obra. Me ha gustado y mucho la forma en que se muestra la ciudad de Barcelona, sus barrios y calles, las antiguas callejuelas de origen medieval y las más modernas avenidas, sus distintos ambientes, los barrios obreros y los salones de la alta sociedad, el mundo de los teatros y de las grandes empresas familiares, el crecimiento urbano y la lucha por los derechos de las clases trabajadoras. Verdaderamente el autor dibuja un paisaje vivamente atractivo y muy detallado de toda una sociedad en un momento concreto de la Historia en el que apetece adentrarse y que nos permite sumergirnos por un rato en una ciudad apasionante, cambiante y a la vez tradicional y en constante búsqueda del crecimiento económico y del progreso social.
Ganas le entran a una de hacer una escapada a Barcelona después de leer la novela y observar en vivo todos los escenarios por los que nos hemos paseado durante esta lectura: contemplar las obras de la todavía inacabada Sagrada Familia y revivir los pasos de los personajes de la ficción sobre la auténtica ciudad, y esto siempre es algo de agradecer a una novela, ¿verdad?
Pues si hay bastantes novelas ambientadas en Barcelona, y como a mi es una ciudad que me gusta mucho no me importa leerlas. Y desde luego resulta bonito recorrer sus calles recordando las páginas de algún libro.
ResponderEliminarUn abrazo
No conocía ni el libro ni el autor, pero por lo que nos cuentas en la reseña me llama la atención, creo que puede gustarme, tomo nota. Muchos besos.
ResponderEliminarLa verdad es que tienes toda la razón; estas novelas históricas tienen la desventaja de que ya sabemos cómo va a acabar la cosa para los personajes, historia romántica de por medio.
ResponderEliminarPero bueno, suelen ser entretenidas y te enseñan algo sobre la época y la zona donde se ambientan.
No lo he leído, pero lo tengo en el punto de mira.
Jejejej, si no te gustan las historias de amor en las que prevees el final (feliz) prueba con Las horas distantes. Tiene un montón de historias de amor diferentes.
ResponderEliminarYa la tengo anotadita, a ver cuando le llega el turno! Las novelas que se sitúan en Barcelona me encantan... será porque es mi ciudad? jijiji
ResponderEliminarBesos!