miércoles, 7 de agosto de 2013

En compañía del sol

Jesús Sánchez Adalid, autor de interesantes novelas ambientadas en distintos momentos de la historia de España, narra en esta obra titulada "En compañía del sol", la vida de Francés de Jassu, el hombre que la Historia conocería como San Francisco Javier, pero más que al santo en esta novela se nos presenta al personaje histórico, el joven inquieto que ve a sus hermanos luchar por los derechos de la Corona de Navarra, el estudiante que vive en París la vida libertina propia de los jóvenes nobles de la época, el hombre que se ordena sacerdote y vive una vida llena de aventuras, viajes y experiencias muy alejadas de lo que nunca había planeado para su propio futuro.

El relato parte de los días de la primera juventud de Francés de Jassu, el menor de una noble familia navarra originaria del castillo de Xavier que ve como el emperador Carlos V se impone al entonces rey de Navarra en cuyo bando lucharán los hermanos mayores y varios tíos del joven Francés. Tratando de alejarlo de los conflictos políticos, la madre de Francés lo envía a estudiar a París donde espera que se convierta en un hombre de Iglesia. Pero el joven Jassu es apasionado y prefiere ocupar su tiempo en disfrutar de los placeres que le ofrece la vida de joven adinerado en el París de la época, compatibiliza así sus estudios con la práctica de deportes pero también en gozar de la vida sin plantearse siquiera el profesar en la vida religiosa. Será a través de su compañero de cuarto, Peter Fabre, como entre en contacto con el estrafalario Íñigo de Loyola, extraño personaje de ideas descabelladas y considerado por algunos como un santo y por otros como un hereje por sus hábitos de pobreza extrema, su renuncia a las riquezas y privilegios y su entrega absoluta a los necesitados. Será la muerte de su querida madre y posteriormente de su hermana religiosa las que supondrán un cambio en la mentalidad de Francés y en el planteamiento de lo que quiere hacer con su vida.

En la segunda parte de la novela se da un salto en el tiempo y se nos presenta a un Francés ya ordenado sacerdote y formando parte de la recién creada orden de la Compañía de Jesús. Conoceremos cómo fue su acercamiento a Ignacio de Loyola y nos lo encontramos de camino a la India como vicario del Papa en aquellas tierras en poder entonces de la Corona de Portugal. Hacia aquellos territorios desconocidos se dirige Francés con la intención de evangelizar a los pueblos con los que se encuentre. Esta parte entra de lleno en el género de novela de aventuras, desarrollándose en exóticos escenarios, con innumerables avatares y peligros vividos por el protagonista al contacto con culturas y costumbres totalmente ajenas a él y donde el religioso trata de adaptarse al entorno y de conocer la forma de vida de aquellas sociedades exóticas y extrañas para él, a la vez que persevera en su misión de dar a conocer a Dios a aquellos que no lo conocen.

En la tercera parte de la novela sabemos que Francés ha muerto en su viaje a China. En estas páginas se nos hace un resumen de sus últimos días contados a través de los testimonios de aquellos que lo conocieron en sus viajes por India, China o Japón. Ya en aquellos días, antes incluso de su muerte, su figura era admirada en Europa a donde llegaba su correspondencia que era distribuida por iglesias, cortes y universidades donde los relatos de su vida misionera, los avatares de sus aventuras por tierras exóticas y su incansable esfuerzo evangelizador ya le habían ganado la fama de santo en vida.

Esta es una obra que, a pesar de contar la vida de un santo, se puede leer perfectamente desde el plano más puramente de novela histórica y de aventuras, entra poco en los aspectos más relacionados con la religiosidad del personaje y más en sus inquietudes personales y en los aspectos de su carácter como hombre inquieto, apasionado y tenaz en toda aquella misión que emprendió a lo largo de su fascinante vida.

2 comentarios:

  1. Me apetece mucho leer esta novela. Tengo varias pendientes de Jesús Sánchez Adalid, un autor al que admiro, quizás el año que viene sea su año en mi blog.

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  2. No me llama nada la atención...
    Besos!

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