Esta de Intemperie es una de esas novelas que, casi por obligación, te debes de apuntar en la (siempre creciente e ya casi inabarcable) lista de libros por leer. Cuando te topas con unos cuantos comentarios, reseñas o críticas en las que se presenta como la sorpresa literaria de la temporada, ópera prima de un escritor, el extremeño Jesús Carrasco, que ha triunfado ya en Europa antes de hacerlo en su propio país, no te queda más salida que ponerla en la citada lista y, además, hacerle un subrayado para que no se nos quede allí perdida, como le va ocurriendo a tantas y tantas obras pendientes. Y debo decir que no me arrepiento de haberle encontrado un hueco, que lo que de ella se contaba, generalmente todo positivo, no se aleja mucho de las sensaciones que me ha transmitido.
La principal etiqueta que se le ha colgado a esta novela era la de ser una obra que recordaba de inmediato al mejor Miguel Delibes, y no anda muy desencaminada la idea. Para empezar, nos encontramos con un protagonista infantil muy cercano a los personajes del autor castellano; además, la historia se sitúa en un mundo rural que igualmente evoca a Delibes desde el primer momento y comparte, además, otra de las características fundamentales del aquel: el lenguaje empleado en la novela es de una riqueza sorprendente, despliega una amplia y desconocida nomenclatura de lugares, instrumentos, acciones, que dibujan un mundo rural y una vida en torno a las tareas agrícolas, a la vida en el campo y al trabajo con los animales que ya, probablemente, se haya perdido. Destacaría yo, por otra parte, una diferencia entre ambos autores y es que Carrasco nos cuenta las cosas desde una visión mucho más dura, más cruel, sin lugar para la inocencia y con más miedo y desesperanza que la que destilaba en sus escritos el maestro Delibes.
La novela transcurre en un espacio físico y temporal indefinido, el niño no tiene nombre, tampoco lo tienen el pastor ni el alguacil ni el padre. Son personajes anónimos que malvive en un páramo arrasado por el sol, asediados por la escasez de agua, la vida durísima de un entorno rural que nada tiene de idílico ni bucólico. En medio de un desolador paisaje que tal vez podríamos identificar como extremeño, aunque no se dice, se mueven unos personajes más que pobres, de una humildad extrema, desesperanzados y sin ilusión, en especial el niño desamparado con el que se empatiza desde las primeras páginas. Las imágenes que se nos muestran son duras, sin necesidad de entrar en detalles macabros, la historia es áspera y brutal en todos sus aspectos, lo que hace al lector sufrir por el negro futuro que se le adivina al muchacho que huye, aunque no sepamos de qué huye porque no se nos dice, aunque fácilmente se intuye, deseamos que logre escapar de su triste destino. Con una forma de contar las cosas basada en no contarlas, esto es, en darlas por sobreentendidas, como si el lector conociera ya previamente los antecedentes, como si ya conociéramos a los personajes de antes, avanzamos con ellos y compartimos sus vivencias en tiempo real.
La narración posee una riqueza que deleita en muchas ocasiones por el mero hecho de la manera en que cuenta las cosas, olvidándonos a veces de la dureza de lo que leemos. Sin demasiadas descripciones y apenas diálogos, nos adentramos en el paisaje y en la mente de los personajes a través de sus actos, que se nos dibujan con una certeza basada en un lenguaje limpio y una prosa que en ocasiones resulta hasta poética, aunque refleje una realidad muy alejada de cualquier poesía. En definitiva, se trata de una de esas novelas que hay que leer, sí o si, obligación que se vuelve más llevadera debido a su breve extensión, y que se disfruta por su aspecto formal, al tiempo que se sufre por el fondo de lo que nos cuenta. Yo la recomiendo, sin duda.
La verdad es que al principio pasé de largo con este libro. Pero a fuerza de leer y leer reseñas ya la tengo marcada (casi a fuego) en la lista "para leer". Y tu reseña, otro empujoncito más y la vuelve a aupar en la lista. Muchas gracias. Un saludo
ResponderEliminarYo estoy igual: no puedes hacer oídos sordos a tanta buena recomendación y apuntado lo tengo.
ResponderEliminarMe alegro de que te sumes a los buenos comentarios; se nota que te ha gustado!
A mí tampoco me llamaba nada este libro al principio pero poco a poco me va pareciendo más atractivo, y creo que al final me haré con él. Un beso y feliz lunes
ResponderEliminarYo lo tengo en la estantería, pero tras una larga hilera de libros por leer. Lo adelantaré unos puestos. Besos.
ResponderEliminarEscuché hablar de esta novela en "La ventana" de Carles Francino, y me llamó la atención la semejanza con la obra de Delibes.
ResponderEliminarY ya solo faltaban opiniones, como la tuya, en los blogs para tenerla en la lista.
Un abrazo
Bueno, lo pones tan bien y eso que dices de que se parece a mi querido Delibes, que tengo que leerlo, sí o sí.
ResponderEliminarNo lo conocía. Así que lo apunto y lo subrayo.
Besos
Pues a mí no me ha gustado tanto como a ti, me han sobrado muchas páginas (la mitad del libro, más o menos). No me ha gustado tanta descripción y repetición, la verdad.
ResponderEliminarbsos!
Siento que no la hayas disfrutado y más siendo una novela breve como esta, que te hayan sobrado páginas no es buena señal, sin duda.
EliminarEspero que tengas más suerte en tus próximas lecturas. Gracias por compartir tus impresiones.
Saludos.