Siempre me ha gustado Paul Auster, su forma de narrar, de meterte de lleno en esos ambientes cargados de casualidades, medias verdades, de hacerte sentir como sienten los personajes, personas llenas de dudas e inquietudes intelectuales, su visión particular de Nueva York siempre como telón de fondo... todo eso lo he encontrado en la última novela suya que he leído, Invisible, pero eso no hace, necesariamente que sea una lectura que vaya a recomendar, como ya explicaré más adelante.
Comienza el relato con una narración en primera persona en la que Adam Walker, estudiante de letras y aspirante a poeta, nos cuenta cómo en el curso de 1967 conoce, de manera casual, a Born, un peculiar francés profesor visitante en la universidad de Columbia. Born y su pareja, Margot, le seducen completamente y le tientan con la posibilidad de dirigir una revista cultural. La relación se torcerá por un desgraciado acontecimiento que hará que Born vuelva a Francia y que Walker quede obsesionado con la idea de hacer justicia por lo sucedido.
Posteriormente, en un cambio total de registro narrativo, descubrimos que lo que acabamos de leer es un proyecto de novela que Walker ha hecho llegar, muchos años después y a punto de morir, a un antiguo compañero de universidad, ahora convertido en novelista de éxito, solicitando su ayuda porque no es capaz de continuar con su escritura. A partir de aquí se suceden varias partes en las que el narrador va cambiando desde el relato en tercera persona hasta el diario personal y se nos cuenta cómo fue la infancia de Walker, la relación con sus padres, la trágica muerte de su hermano pequeño y cómo marcó esto a todos los miembros de la familia y la relación con su hermana Gwyn, además del viaje que realiza a París para seguir un curso aunque su verdadera razón es seguir los pasos de Born y tratar de vengarse de él, pero las cosas no salen como había planeado y Walker debe volver a los Estados Unidos, donde se nos da cuenta de cómo transcurre el resto de sus días, hasta el momento en que nos lo volvemos a encontrar, ya al borde de la muerte y deseoso de volcar sobre el papel aquellas experiencias vividas en el año 67. También conoceremos hacia el final de la novela algún secreto que Born tenía oculto durante tantos años.
Es de admirar la habilidad de Auster en manejar los distintos personajes, los diferentes puntos de vista, en exponer las relaciones entre las personas y los fantasmas que les persiguen y les llevan a ser y actuar como lo hacen, sin duda, un gran ejemplo de novela, desde el punto de vista formal con unos personajes interesantes que mantienen su coherencia a lo largo de todo el relato.
Pero ahora llega el momento del “pero”, que ya he advertido al inicio que existía. No he podido disfrutar plenamente de la lectura de esta historia ya que había un aspecto que me ha desagradado sobremanera y que me ha incomodado a lo largo de todo el relato: se trata del modo en que presenta la relación incestuosa entre dos de los personajes. Y no es que me moleste el tema en sí, el asunto existe o puede darse, no lo voy a negar y la Historia está llena de casos. Lo que me ha llevado al rechazo es la amoralidad (que no digo inmoralidad) de la actitud de los protagonistas, la falta de conciencia de que la relación que mantienen es contraria a la naturaleza del amor fraternal y lo que se espera de él, la forma en que mantienen una relación física que Auster no se priva de describir con todo lujo de detalles, con un estilo, para mi gusto, más cercano a la pornografía que al erotismo, peor aun cuando el primer encuentro sexual que se describe entre ambos se sitúa en una edad que no me cuadra con la variedad y abundancia de habilidades erótico-festivas que se les atribuye.
Y antes de que me acuse nadie de tener prejuicios morales, lo afirmo yo rotundamente, me ha desagradado la forma y el fondo de este asunto desde el punto de vista puramente moral, la manera de exponer la situacióny la serenidad con que la viven los protagonistas, alejados de cualquier sombra de duda sobre lo apropiado de su comportamiento. Y la cosa no mejora cuando, al tiempo, surja la duda de si esta relación existió realmente o fue inventada por una de las partes.Ahora bien, aquel lector que no se vea afectado por este asunto seguro que disfruta de la novela por su calidad literaria e interesante historia.
Comienza el relato con una narración en primera persona en la que Adam Walker, estudiante de letras y aspirante a poeta, nos cuenta cómo en el curso de 1967 conoce, de manera casual, a Born, un peculiar francés profesor visitante en la universidad de Columbia. Born y su pareja, Margot, le seducen completamente y le tientan con la posibilidad de dirigir una revista cultural. La relación se torcerá por un desgraciado acontecimiento que hará que Born vuelva a Francia y que Walker quede obsesionado con la idea de hacer justicia por lo sucedido.
Posteriormente, en un cambio total de registro narrativo, descubrimos que lo que acabamos de leer es un proyecto de novela que Walker ha hecho llegar, muchos años después y a punto de morir, a un antiguo compañero de universidad, ahora convertido en novelista de éxito, solicitando su ayuda porque no es capaz de continuar con su escritura. A partir de aquí se suceden varias partes en las que el narrador va cambiando desde el relato en tercera persona hasta el diario personal y se nos cuenta cómo fue la infancia de Walker, la relación con sus padres, la trágica muerte de su hermano pequeño y cómo marcó esto a todos los miembros de la familia y la relación con su hermana Gwyn, además del viaje que realiza a París para seguir un curso aunque su verdadera razón es seguir los pasos de Born y tratar de vengarse de él, pero las cosas no salen como había planeado y Walker debe volver a los Estados Unidos, donde se nos da cuenta de cómo transcurre el resto de sus días, hasta el momento en que nos lo volvemos a encontrar, ya al borde de la muerte y deseoso de volcar sobre el papel aquellas experiencias vividas en el año 67. También conoceremos hacia el final de la novela algún secreto que Born tenía oculto durante tantos años.
Es de admirar la habilidad de Auster en manejar los distintos personajes, los diferentes puntos de vista, en exponer las relaciones entre las personas y los fantasmas que les persiguen y les llevan a ser y actuar como lo hacen, sin duda, un gran ejemplo de novela, desde el punto de vista formal con unos personajes interesantes que mantienen su coherencia a lo largo de todo el relato.
Pero ahora llega el momento del “pero”, que ya he advertido al inicio que existía. No he podido disfrutar plenamente de la lectura de esta historia ya que había un aspecto que me ha desagradado sobremanera y que me ha incomodado a lo largo de todo el relato: se trata del modo en que presenta la relación incestuosa entre dos de los personajes. Y no es que me moleste el tema en sí, el asunto existe o puede darse, no lo voy a negar y la Historia está llena de casos. Lo que me ha llevado al rechazo es la amoralidad (que no digo inmoralidad) de la actitud de los protagonistas, la falta de conciencia de que la relación que mantienen es contraria a la naturaleza del amor fraternal y lo que se espera de él, la forma en que mantienen una relación física que Auster no se priva de describir con todo lujo de detalles, con un estilo, para mi gusto, más cercano a la pornografía que al erotismo, peor aun cuando el primer encuentro sexual que se describe entre ambos se sitúa en una edad que no me cuadra con la variedad y abundancia de habilidades erótico-festivas que se les atribuye.
Y antes de que me acuse nadie de tener prejuicios morales, lo afirmo yo rotundamente, me ha desagradado la forma y el fondo de este asunto desde el punto de vista puramente moral, la manera de exponer la situacióny la serenidad con que la viven los protagonistas, alejados de cualquier sombra de duda sobre lo apropiado de su comportamiento. Y la cosa no mejora cuando, al tiempo, surja la duda de si esta relación existió realmente o fue inventada por una de las partes.Ahora bien, aquel lector que no se vea afectado por este asunto seguro que disfruta de la novela por su calidad literaria e interesante historia.