Me extraño al comprobar que no tengo en este blog ninguna entrada sobre
Paul Auster, teniendo en cuenta que es uno de mis autores preferidos. Lo cierto es que hace algún tiempo que no leo nada de él, no sé porqué pero sus últimas obras no me han atraído demasiado. Lo que sí que tengo en proceso de lectura es un libro de relatos en el que Auster aparece como editor y que se titula "
True Tales of American Live" (la versión castellana recibió el título de"Creía que mi padre era Dios", nombre extraído de uno de los cuentos que se incluyen en el volumen)
El libro está compuesto por pequeños relatos, en su mayoría de no más de dos páginas de extensión, los más largos creo que no pasan de seis páginas y los más breves ocupan tan solo unas pocas líneas. Es una colección de auténticas joyas breves enviadas por los oyentes de un programa de radio que presentaba el propio Auster, autores anónimos pero que se prestaron a poner por escrito hechos excepcionales que les hubieran ocurrido a lo largo de sus vida y que desearan compartir con el resto de los oyentes. De la selección de los mejores de esos relatos que llegaron por cientos a la emisora surgió este libro.
Decía anteriormente que tengo este libro en proceso de lectura; lo que no he especificado es que este proceso lleva ya varios años en curso. No es que sea demasiado largo ni que me cueste avanzar por él; lo que ocurre es que este es lo que yo llamo un "libro almohadilla": lo tengo siempre en la mesa de noche y echo mano de él cada vez que termino un libro y no me decido por cuál será el siguiente que empezaré; durante un día, o dos, o más, según lo que tarde en centrarme en otra lectura, me sumerjo en de estas historias fascinantes que lo son más aún si creemos en que todas ellas cumplen la premisa que se estableció al solicitar los relatos: que fueran, como el título indica, cuentos reales, hechos vividos por los autores o por alguien muy cercano. Resulta fascinante cómo la realidad muchas veces es más fantástica, emotiva, sorprendente que cualquier ficción creada por un novelista. No sé si las historias fueron de algún modo adaptadas o arregladas antes de ser impresas pero lo cierto es que, cada una en su estilo, es un pequeño tesoro en miniatura, cada una con su gota de humor o de sentimiento o de sorpresa, cada una en su estilo, algunas con final feliz, otras impactante pero casi todas llegan al corazón y llevan a la reflexión.