Sólo una anécdota sobre la vuelta al cole de la semana pasada: mi hijo no iba precisamente lo que se dice muy convencido: hasta el sábado inmediatamente anterior había estado de vacaciones en la playa y, encima, con los abuelos (léase: el paraíso en la tierra) así que no se la veía muy emocionado con la idea de sacudirse la arena de los pies para volver al cole, además de que un nuevo curso (3º de primaria, en este caso) siempre es algo nuevo y desconocido y, seguramente desde su perspectiva, se presume infinitamente más difícil que el que ya se tiene superado. Así que con ese ánimo poco prometedor entró mi hijo en el cole a las 9:00 hs.
A las 13:00 hs. lo esperaba en la puerta: salió con una sonrisa de oreja a oreja y lo primero que me dijo fue: "¿Sabes mamá? ¡Ya me he acostumbrado a 3º!" Y eso sólo en cuatro horitas de nada; no sé hasta donde podremos llegar cuando pasen unas semanas, pero con esa extraordinaria capacidad de auto-motivación se prometen éxitos escolares en el horizonte.
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