Tracy Chevalier, novelista norteamericana establecida desde hace años en Inglaterra, es una de esas autoras que cuentan sus obras por éxitos y que cuenta con presencia frecuente en este blog, ya que desde hace años soy fiel a sus interesantes y emotivas novelas con base histórica y siempre protagonizadas por mujeres fuertes y decididas. En esta ocasión con "A single thread" nos transporta al año 1932 y a la historia de Violet Speedwell, una mujer próxima a los cuarenta y que, tal y como se encuentra la situación, todo parece apuntar a que se quedará soltera para siempre. Y no es la única en su situación; la Gran Guerra diezmó la población masculina de Inglaterra y de Europa en general y no resulta fácil en aquellos años encontrar un marido disponible, lo que da lugar a una sobreabundancia de mujeres solteras que deben resolver su futuro por sus propios medios. Pero Violet se siente satisfecha de ser capaz de ganarse la vida con su trabajo de oficinista y de vivir por su cuenta en la ciudad de Winchester, a donde se trasladó dejando atrás en Southampton los abrumadores recuerdos de la pérdida en la guerra de su hermano mayor y de su prometido, a las que se sumó más tarde el fallecimiento de su padre, lo que transformó a la madre en una mujer amargada y dominante de la que Violet trata de alejarse.
Afrontando las dificultades para subsistir con su escaso sueldo y sin el respaldo de un marido, sin posibilidad de ahorrar apenas el futuro, Violet conserva, a pesar de todo, el ánimo, dispuesta a seguir aprendiendo nuevas cosas. Cuando casualmente entre en contacto con un grupo de mujeres bordadoras que, encabezadas por Louisa Pesel, llevan adelante la misión de elaborar cojiness para los asientos y reclinatorios de la catedral de Winchester, Violet se encontrará formando parte de un precioso proyecto que pretende embellecer el templo y les dará a esas mujeres una oportunidad para perpetuar su persona a través de las artesanias creadas con sus propias manos y que seguirán en uso durante mucho tiempo.
La catedral Winchester se convierte así en el verdadero centro protagonista de esta novela en la que nos recrearemos, no sólo con su arquitectura, su papel como centro espiritual para sus feligreses y la belleza aportada por las labores de las bordadoras, sino que descubriremos la figura de los tocadores de campanas de la catedral y otros templos de la zona, unos hombres dedicados a esta tarea con una seriedad y dedicación digna de un sacerdocio entre los que Violet encontrará una nueva ilusión en su vida.
Como ocurre con todas las novelas de la Chevalier, detrás de la ficción existe una interesante historia real y sus verdaderos protagonistas que podemos conocer a través de la web de la autora donde pueden consultarse muy bien documentados algunos de los aspectos más interesante y curiosos que han inspirado esta novela. Una forma de ampliar nuestro conocimiento sobre esta historia donde destacan la solidaridad femenina, la fuerza de la ayuda mutua y la posibilidad de participar en cosas grandes a base de pequeños detalles, de aportaciones fundamentales que pueden parecer tan insignificantes como un simple punto dentro de un gran bordado.
domingo, 26 de abril de 2020
domingo, 19 de abril de 2020
La novia gitana
Llevaba meses escuchando elogiosas críticas sobre "La novia gitana", debut literario de una autora que se hace llamar Carmen Mola. Porque la experiencia de esta novela comienza por el misterio que envuele a su autora, cuya auténtica identidad permanece oculta a la opinión pública. Así que nos embarcamos en la historia diseñada por esta enigmática autora que nos introduce en los entresijos del trabajo del equipo de la Brigada de Análisis de Casos (BAC), cuerpo policial que se ocupa de casos de especial complejidad, encabezado por la peculiar inspectora Elena Blanco, dura y concienzuda policía que arrastra, como es habitual en los grandes personajes de novela negra, un drama personal y que dirige un equipo de su plena confianza formado por los mejores profesionales: la agresiva Chesca, el experimentado Orduño, Buendía el forense y la experta en informática Mariajo, todos ellos personajes peculiares a los que se suma Zárate, policía de a pie destinado en la comisaría de Carabanchel que es primero que acude al aviso de que un cadáver ha sido descubierto en un parque de Madrid.
Se inicia así la investigación de un caso de lo más peculiar: una joven medio gitana ha sido asesinada poco antes de su boda sufriendo una muerte especialmente cruel. Pero más extraño es que su hermana mayor pereció en las mismas circunstancias varios años antes. El asesino condenado por aquel primer crimen permanece en la cárcel, con lo que se plantean muchas dudas: ¿Quién es entonces el culpable de este nuevo asesinato? ¿Hay un inocente cumpliendo una condena que no merece? ¿Alguien está imitando el caso anterior?
Nos encontramos ante una buena novela policíaca, intensa y cruda, donde nos sorprende una historia de maldad pura, posible corrupción policial, manipulación de pruebas, el dilema entre la búsqueda de la verdadera justicia o el contentar a la opinión pública ofreciéndole un culpable al que cargar con los crímenes. ¿Debe prevalecer el escrupuloso cumplimiento de las normas o la necesidad de condenar al verdadero culpable por el procedimiento que sea?
La historia transcurre en escenarios muy realistas de la ciudad de Madrid y protagonizada por un grupo de personajes muy potentes encabezados por la inspectora Blanco que prometen más emociones fuertes en la siguiente entrega de esta serie cuya acción ya viene planteada al final de esta primera novela, dejándote enganchada al argumento y con necesidad de seguir los pasos de este particular equipo de investigación, cosa que seguro que haré en algún momento no muy lejano.
La historia transcurre en escenarios muy realistas de la ciudad de Madrid y protagonizada por un grupo de personajes muy potentes encabezados por la inspectora Blanco que prometen más emociones fuertes en la siguiente entrega de esta serie cuya acción ya viene planteada al final de esta primera novela, dejándote enganchada al argumento y con necesidad de seguir los pasos de este particular equipo de investigación, cosa que seguro que haré en algún momento no muy lejano.
domingo, 12 de abril de 2020
Tiempo de espera. Crónicas de los Cazalet 2
Con gran placer por mi parte, me adentro de nuevo en la segunda entrega de las Crónicas de los Cazalet, "Tiempo de espera", en la que Elizabeth Jane Howard continúa presentándonos los avatares domésticos de la numerosa familia Cazalet que, ante la inminencia de una nueva guerra, organiza una compleja logística para instalarse entre Home Place, la casa principal y las demás residencias cercanas, Pear Tree Cottage y Mill Farm, donde se distribuyen las distintas familias además del Hotel de los Bebés con sus niños acogidos en la misión emprendida por Rachel y su amiga Sid. Todos esperan el estallido de la guerra con una mezcla de miedo y expectación: los adultos con sus variadas relaciones, compatibilizan la vida familiar con alguna que otra aventura extramatrimonial, los hombres se plantean alistarse en el ejército pero también deben seguir adelante con la empresa familiar. Desaparecida la vida social de Londres, las mujeres se encuentran atrapadas en el campo centradas en la crianza de los niños y conviviendo con las tías solteras, la suegra, las cuñadas, gestionando unas relaciones personales entre tensas y afectuosas. Por su parte, los adolescentes y los más jóvenes de la casa se encuentran buscando su propio lugar en mundo, tratando de orientar su futuro; comienzan a entender ciertos aspectos de la vida de los adultos mientras esperan dejar atrás los años de la infancia. También los niños descubren nuevas realidades de la mano de otros pequeños refugiados en el campo y tratan de seguir con sus juegos a pesar de la guerra que transcurre a su alrededor. Sin olvidarnos del personal de servicio, del chófer a la institutriz, todos tienen sus propios conflictos y problemas personales.
Cuando la guerra estalle, algunos hombres tendrán que entrar de lleno en batalla y sufrirán sus consecuencias; los que queden en la retaguardia también verán llegar hasta el mismísimo Home Place los horrores de la guerra: el racionamiento, el paso de los bombarderos sobre sus cabezas, las pérdidas personales. Pero seguirá habiendo tiempo para los momentos en familia, para las escenas domésticas que conservan todo el encanto de los viejos tiempos.
"Era una tarde excepcionalmente hermosa: apacible, templada y soleada, con el cielo de un azul claro pero penetrante y el calor justo para que los espectadores pudieran mirar a gusto y los jugadores no se sofocasen demasiado. Zoë se llevó a Juliet en el cochecito, y Hugh tenía a Wills subiendo y bajando afanosamente por su regazo. La Duquesita iba y venía con un canasto lleno de flores marchitas; solo faltaba el Brigada, que estaba trabajando en su estudio con la señorita Milliment. Jessica, que jugaba mal, tenía de pareja a Christopher, y perdieron el primer partido. A las cuatro todo el mundo tenía sed, y la Duquesita hizo que sirvieran el té en la terraza que daba a la pista de tenis."
Esta entrega da un protagonismo destacado a los más jóvenes del clan, a los adolescentes: Polly con su bondadoso carácter y Neville y su rebeldía. También a Louise y su deseo de convertirse en adulta y cumplir su sueño de ser actriz. Pero especialmente cercano y entrañable me ha resultado el personaje de la joven Clary que es la que más me ha tocado el corazón, a la que más compadezco por sus pérdidas y su manera de proteger a los demás, a su madrastra, a su hermano, además de dejarnos algunas de las mejores frases del libro:
"En general, hoy por hoy prefiero los libros a las personas, y a las personas que salen en los libros a todas las demás."
"Cuando sea mayor tendré una casita con todas mis cosas, y estará en el campo. Tendré una biblioteca, una piscina, montones de animales, una radio al lado de la cama y un cuarto aparte para jugar."
Una auténtica delicia esta lectura que me deja con ganas de más, con la suerte de saber que todavía me quedan al menos tres entregas para seguir disfrutando de las idas y venidas de los Cazalet, de seguir formando parte por algún tiempo de su maravilloso mundo.
viernes, 3 de abril de 2020
Miedo
Stefan Zweig es un reconocido maestro en retratar la sociedad burguesa europea de su época, principios del siglo XX, y con ella, toda la sociedad occidental en cualquier momento, tanto en lo referido a su aspecto exterior formal como en su capacidad de introducirse en su pensamiento, en su mentalidad y describirnos su forma de pensar, su modo de enfrentarse al mundo y de entender su realidad. En esta novela corta titulada "Miedo" nos encontramos con el relato de los padecimientos de Irene, una joven burguesa felizmente casada, o al menos tan felizmente como marcan los cánones de la sociedad burguesa del París de primeros de siglo, pero a pesar ello decide embarcarse en una aventura amorosa con un joven amante, romance que no responde a una auténtica pasión sino a un deseo de experimentar nuevas sensaciones y sacudirse el aburrimiento y la vacuidad general en la que vive a diario. Pero todo se le complica cuando es descubierta por antigua una novia del amante, una mujer ordinaria y zafia que le recrimina su actitud y que procede a continuación a acosarla y a chantajearla con la amenaza de dar a conocer su delito.
La novela nos retrata una enorme variedad de sentimientos humanos: la vanidad, la frivolidad, el egoísmo, pero fundamentalmente el miedo: a ser descubierta en su falta, a perder el estatus conseguido, a perder el aprecio y el respaldo de la sociedad, a quedar marcada. La protagonista se ve acosada por la culpa, por el peso de la conciencia pero no por arrepentirse del mal hecho sino por las consecuencias que éste acarrea.
Muestra el autor la gran oposición entre el mundo burgués que proporciona seguridad y bienestar a sus miembros a cambio de mantener la corrección, de ajustarse a las normas impuestas y las buenas costumbres, "su mundo estrecho, ordenado", frente al ambiente bohemio en el que se mueve el amante o las formas de vida del vulgo, de los trabajadores pertenecientes al pueblo bajo, que actúan guiafos guiados por normas diferentes a todo lo que Irene conoce y que le hace tener claro que no está dispuesta en ningún caso a arriesgar lo que tiene por causa de un absurdo romance que no es más que el erróneo capricho de una mujer veleidosa, favorecida por la buena fortuna y carente de auténtica conciencia del mal ni de lo que es éticamente correcto, más allá de lo que puede resultar adecuado o no a sus intereses personales. Otro impecable retrato moral y social del infalible Zweig, cuyas obras, como ya sabemos los que gozamos del placer de disfrutarlas, se pueden contar por triunfos.